viernes, 16 de abril de 2021

Emaús =Camino de Regreso desde la Desesperanza...



Escrito por Clemente Sobrado 

El camino de la desesperanza
  • El camino que lleva a Emaús es el camino de los desilusionados, de los tristes, de los que sienten el fracaso y deciden abandonarlo todo y refugiarse de nuevo sí mismos.
  • El camino de los que caminan por la vida lamentando lo que “ha pasado estos días”.
  • El camino de los que no han entendido el misterio de la Cruz, y son incapaces de comprender que pueda estar vivo, a pesar de lo que “han dicho algunas mujeres”.
  • El camino de los que han comenzado y que, con la sensación del fracaso, porque no ha respondido a sus intereses personales, regresan a donde habían partido. 
  • El camino de los que un día sintieron la ilusión de la llamada y ahora sienten el vacío de la desilusión.
  • El camino de los que no entienden los caminos de Dios y prefieren la seguridad de sus propios caminos. 
  • El camino de los tristes cuyos ojos están cerrados a las luces de la Pascua.
Un intérprete en el camino

Hay cosas que nunca logramos entender y para las que necesitamos de un intérprete. Cuando nos reunimos unidos por la sensación del fracaso, mutuamente nos vamos hundiendo más. Mutuamente nos vamos confirmando en nuestras desilusiones.
Siempre se necesita de un tercero, de alguien que haga de intérprete de nuestros sentimientos y de nuestras oscuridades. Que nos haga comprender que, lo que para nosotros es un imposible, puede ser fuente de todas las posibilidades. Que nos haga salir de nosotros mismos y nos enseñe a leer las Escrituras y nos pueda abrir la inteligencia.
Y eso fue Jesús que se hace viajero con ellos, que camina el mismo camino. Primero se mete en sus conversaciones y luego como un caminante cualquiera, comienza a enseñarles a leer los acontecimientos. El Dios escondido pero que camina siempre en nuestro propio caminar.
Todos necesitamos de alguien que nos ayude a interpretar nuestras dudas, nuestras tristezas, nuestras desilusiones, nuestros problemas. No. No son los demás quienes nos solucionarán nuestras dificultades. Pero sí nos ayudarán a salir de nosotros mismos para que podamos verlos con otros ojos y con otras esperanzas.

Cuando se abren los ojos

Emaús es el lugar donde se nos “abren los ojos”. Emaús es el lugar donde el pan partido se hace revelación de Jesús y donde aquellos dos lo “reconocen”.
No le reconocen en el camino. Le reconocen al partir el pan. La Eucaristía, sacramento de la revelación del resucitado.
  • Emaús es el lugar donde las tristezas se convierten la fiesta de la alegría.
  • Emaús es el lugar donde las dudas se hacen certezas.
  • Emaús es el lugar donde las desilusiones vuelven a florecer en ilusiones nuevas.
  • Emaús es el lugar donde los fracasos se convierten en nuevas energías.
  • Emaús no es el final de un camino, sino el comienzo de un camino nuevo.
  • Emaús es la experiencia de cómo la compañía del resucitado calentaba sus corazones, aún sin reconocerlo.
  • Emaús es el camino del regreso, de la vuelta a casa, de la vuelta a la comunidad abandonada.
  • Emaús es el camino de los que han visto y corren a compartir su experiencia pascual con los demás.
Todos tenemos nuestro Emaús

Porque todos tenemos nuestros momentos de cansancio y desaliento. Porque todos tenemos nuestras tentaciones de dejarlo todo y abandonarlo todo. Porque todos tenemos nuestros momentos en el que nuestros ojos dejan de ver la realidad y comenzamos a ver los imposibles.

Es el Emaús de los esposos:

Los esposos suelen comenzar su camino con grandes ilusiones y esperanzas, pero pasa el tiempo y el aburrimiento les va carcomiendo por dentro y su misma presencia les causa hastío.
Es entonces cuando dicen que “se han equivocado”, “que no son el uno para el otro”, “que si la incompatibilidad de caracteres”.
Es ahí que los esposos necesitan de alguien que les ayude a leer su realidad y les ayude a recuperar la esperanza.
Tampoco ellos saben leer esos momentos difíciles de sus vidas. Y es entonces que alguien tiene que ayudarles a abrir los ojos y que se vuelvan a reconocer que los dos siguen vivos y que su amor aún está vivo y es capaz de ponerlos en camino.

Es el Emaús de la Iglesia

La Iglesia que se pasó toda la mañana buscando a Jesús. Lo buscó en el sepulcro y no lo encontró. Y la Iglesia se sintió huérfana. Se sintió en la soledad de sí misma sin El. Con sus miedos y sus puertas cerradas.
También la Iglesia atraviesa sus crisis e incluso muchos se alejan de ella decepcionados y buscan casa en otros movimientos.
Por eso la Iglesia necesita de la Eucaristía para volver a reencontrarse con el Resucitado. Necesita reconocerlo en el “pan partido”. Para luego salir del calor del hogar a los caminos del mundo a anunciar que “lo ha reconocido”, lo ha “visto”. Es la misión misionera de la Iglesia. La Iglesia de los caminos.

1 comentario:

  1. maravilloso, enriquecedor... amo este pasaje del Evangelio, y este texto está maravilloso... quédate con nosotros Señor porque anochece...

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