sábado, 9 de febrero de 2013

Navega mar adentro del Evangelio y echa las redes…

Juan Pablo II, nos dejó su “herencia jubilar”, en Eclesia de Eucaristía, invitándonos a:
“Contemplar el Rostro de Cristo y contemplarlo con María; este el “programa” que he indicado a la Iglesia en el alba del tercer milenio,  invitándola a remar mar adentro en las aguas de la historia con el entusiasmo de la nueva evangelización.” 

Navegar mar adentro del evangelio, es,  navegar mar adentro de las aguas de la historia, y que al igual que los discípulos  que descubren en su noche de pesca que no han sacado del mar ningún pez y que el fracaso es muy elocuente; también nosotros muchas veces estamos tentados de lavar las redes para guardarlas… sin embargo hoy tenemos esta provocación que nos hace Jesús: “Navega mar adentro y echa las redes”…

Navega mar adentro del Evangelio y echa las redes…

Navega mar adentro de las aguas de la historia y echa las redes…y así podrás descubrir mi presencia cotidiana caminando con la humanidad… Para que todos podamos “recorrer como hermanos este camino que nos lleva al Padre”.

La aventura de navegar hacia el propio corazón

Al aventurarnos a navegar mar adentro del Evangelio, notaremos que vamos navegando hacia el centro de nuestro corazón, al centro más íntimo de nuestro ser, a ese lugar en donde se nos plantean los interrogantes más profundos  donde nos sentimos pobres, sufrientes, perseguidos, necesitados de misericordia, con anhelos de ser simples, puros, dulces; hambreados y sedientos de certezas que alumbren la oscuridad del camino para encontrar la voluntad de Dios y que nos ayuden mansamente a ser “artesanos de la paz”…

Navegar mar adentro del Evangelio es aventurarnos hacia ese lugar de encuentro con el Corazón de Jesús; ese lugar donde nuestras almas afligidas y agobiadas encontrarán alivioPara llegar a ese “aula-corazón de Jesús” donde se nos enseña el secreto de la vida nueva; donde el secreto es “nacer de nuevo”, para volver a tener el corazón sencillo, puro, necesitado de que se nos enseñe a vivir de un modo nuevo, al modo de Jesús, y así aprender de Él a  ser hijos e hijas del Padre…

Hay que animarse a subir al Monte, livianos de equipaje, con lo puesto, porque sabemos que el mayor equipaje lo llevamos dentro y es muchas veces lo que más hace pesada y lenta nuestra marcha. Solo se nos permite llevar un cuaderno y un lápiz, como cuando de la mano de nuestra madre fuimos al primer día de clase para aprender… 

Nos sentaremos, para que el Señor pase a nuestro lado y también se siente, tome entre sus manos las nuestras y nos “enseñe” a escribir ya no en el papel sino en nuestro corazón esas Palabras de vida que nos permitirán “aprender de Él” el camino hacia la felicidad, el camino hacia una vida nueva, renovada, en abundancia y plena…

Sabemos que en nuestra vida cotidiana, se nos va pegando la  espiritualidad de “las malaventuranzas”, una espiritualidad donde nos hacen sentir: “malaventurados” , “infelices”, “desdichados”…con “mala estrella”, dicen en el campo…

 Navegar mar adentro del Evangelio nos sumerge en lo verdadero de la vida, nos saca de la orilla en donde estamos limpiando nuestras redes vacías de cosas lindas pero llenas de vanidades, exitismos, culpas, nostalgias, prisas, ambiciones por lo grande, que nos distancian de los seres queridos.

Navegar mar adentro del Evangelio, nos iluminará nuevamente el camino por delante, nos ayudará a cambiar de modo de pensar y de actuar; podríamos decir que es la oportunidad para “nacer de lo alto”, como fue invitado Nicodemo  por Jesús aquella noche …

La propuesta es dejarnos sorprender por una nueva escala de valores, donde descubramos:

-   una espiritualidad de la confianza, no del optimismo
-   una espiritualidad de la fidelidad, no del éxito
-   una espiritualidad de la responsabilidad, de del culpabilismo
-   una espiritualidad de la esperanza, no de la nostalgia
-  una espiritualidad de la paciencia, no de la prisa
-  una espiritualidad del aprecio de lo pequeño, no de la ambición de lo grande
-  una espiritualidad de la sintonía, no de la distancia
- una espiritualidad de la sanación, no de la condena...- Obispos vascos-cuaresma/2005-

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